personas que inspiran

Jaume Ripoll

A Jaume Ripoll (Palma de Mallorca, 1977) le apasiona el cine. Es un amor que le viene de familia y que, además, ha ido cultivando a lo largo de toda su vida; con mimo, con mucho respeto. El mayor momento de inflexión de su carrera lo supuso la creación de Filmin, una plataforma de streaming que nació en 2007, en un momento en el que no era muy habitual pagar una cifra todos los meses por ver películas desde el salón de casa. El tiempo le ha dado la razón y hoy Filmin, que aglutina desde clásicos hasta cine independiente o de autor pasando por series, ocupa un espacio destacado en el sector cinematográfico español. Jaume aboga por ver menos, pero ver mejor. Desde aquí, nos sumamos a ello.


Tu libro Videoclub viene acompañado del subtítulo “las películas que cambiaron nuestra vida”. ¿Cómo puede el cine cambiar la vida de una persona?

El cine, como la literatura, la música o el teatro han cambiado y seguirán cambiando la vida de muchos espectadores y lectores que, tras una obra modifican su mirada, su comportamiento en cuestiones tan diversas como el primer amor, el penúltimo desamor, el dolor tras la pérdida, lo que nos motiva o inspira, o la forma de imaginar aquellas sociedades que a priori nos son ajenas. En mi caso no es que el cine me haya cambiado la vida, sino que la ha definido. Mi vida se construye con el cine, con las películas que he visto y con quién las he visto.


En él también hablas sobre el desencanto (entre otros temas) de convertir la pasión en trabajo, ¿cómo se lidia con eso?

La mirada inocente, o más bien despreocupada, con la que veía el cine antes de trabajar en él ahora solo la recupero cuando veo películas de cine clásico. Volviendo a ellas restauro parte del encanto perdido pues son placer y no negocio.

   

“No se hacen películas como las de antes”, hemos escuchado en ciertas ocasiones. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

El cine ha vivido décadas de más complejidad y riesgo (los 70, por ejemplo), pero hoy se ruedan obras espléndidas. No conviene dejarnos llevar por la nostalgia, sin duda la droga legal que más dinero mueve en el mundo.

En el libro escribo que no son las películas que envejecen, sino nosotros, nuestras miradas, quienes lo hacemos.


¿Cómo te enfrentas, como director editorial de Filmin, a la vorágine de consumo rápido y continuas novedades? ¿Hay muchas películas para muy poco tiempo?

Mi consejo: ver menos, pero ver mejor. Aceptemos que no podremos ver todo lo que nos dicen que debemos ver y disfrutemos o, al menos, comprometámonos con aquello que hemos decidido ver. Si acabamos las películas que empezamos, el cine nos gustará más.

Jaume Ripoll y Jesús Terrés durante su charla en el Instituto Tramontana.


¿Cuáles son las claves del éxito de Filmin?

Empezar esta aventura antes que nadie; ser pioneros aquí tuvo su recompensa. Contar con un equipo apasionado, entusiasta y con mucho conocimiento; haber tejido una red de complicidades en la industria y en los medios, tener un trato cercano con el suscriptor, asumiendo errores y celebrando aciertos, y no haber caído en la tentación de cambiar de línea editorial pese a los cantos de sirena que decían que en el futuro del streaming era mainstream o muerte, que el nicho se parecía demasiado al ataúd.


¿Cuál será la próxima revolución en el mundo del cine?

Unos dirán la IA, otros las gafas inmersivas, yo creo que pasarán los años y los espectadores seguiremos queriendo ver películas en dos dimensiones, con tres actos  y un buen número de personajes a los que amar u odiar.


¿Qué es para ti una marca valiosa y qué cualidades debe tener?

Una que tenga personalidad inconfundible, que defienda la excelencia, se exija la calidad y mantenga la coherencia pese a todos los vaivenes que todas las marcas acaban sufriendo.