
¿Qué significa el término “cabaña” para ti?
Para mí la cabaña es todo aquello que me hace sentir bien, a gustito, protegida. No es un lugar físico ni mucho menos, es una sensación de protección, como un abrazo cálido, como saber que estás en el momento adecuado y nada puede salir mal porque estás en tu "lugar seguro".
¿Cómo se traslada una newsletter (El club de la cabaña) a un libro (Refugio: una historia de cabañas)? ¿Qué comparten estos formatos y qué no?
La verdad es que ambos se han retroalimentado. La newsletter nació en 2021 como una carta de amor a las cabañas, y poco a poco se fue haciendo más grande, pero había muchas historias que quería contar con calma y necesitaba más espacio; el libro cuenta algunas de ellas. Pero también pasó al revés y es que algunas curiosidades que descubrí para el ensayo eran tan interesantes que no podía dejar de compartirlas –en versión más abreviada– en la cartita de los jueves. Creo que Refugio no habría existido sin El club de la cabaña.
Tu libro es también un viaje por referencias culturales. ¿Qué autores o artistas han sido refugio para ti?
Italo Calvino, Jane Austen, Paul Auster, Max Richter, Edward Hopper, Olafur Eliasson, Low, Frank Lloyd Wright, Gloria Fuertes...
¿Cuál crees que es el mayor malentendido que arrastramos sobre la idea de “parar”?
Pues que podemos seguir conectados. Es decir, creo que vivimos en la era del FOMO de la desconexión, pero no conseguimos desconectar porque necesitamos compartir en Instagram esa experiencia detox de turno. Queremos parar, necesitamos parar, pero acudimos a la tecnología y a la propia ciudad para hacerlo. Nos encontramos encerrados en una especie de rueda de hámster que hace que cada vez tengamos que correr más rápido para que nuestro alrededor no se pare y siga funcionando, y creemos que con poner el móvil en modo avión un par de horas es suficiente.
No, necesitamos volver a la naturaleza, al silencio, al bosque, leer un libro durante horas sin que nos interrumpa una notificación, o parar en mitad de la calle por la noche y mirar al cielo (no lo hacemos nada de nada esto y nos sorprenderíamos de la cantidad de estrellas que se ven a pesar de la contaminación lumínica de las ciudades). Tenemos que romper con todo pero de manera muy consciente, cambiando las dinámicas de nuestras vidas a 2x.

En tiempos de ruido y urgencia, ¿crees que contar historias más pausadas es también un acto de resistencia?
Por supuesto, y es precisamente lo que debemos hacer más como contadores de historias. La calidad de contenido no se basa en la cantidad, ni en la rapidez, ni en ser el más viral o seguir el trend de turno. Es la lectura larga y pausada, la longread de toda la vida, el concentrarte en algo que te cuentan que se ha escrito desde dentro. Es lo más bonito. Es lo que me gusta.
Te dedicas también a la curación de contenidos. ¿Qué es lo más importante sobre esta disciplina y cómo ayuda a las marcas?
Siempre digo que curar contenidos es "sanar los contenidos", como un médico, pero de información. Y eso es lo que intento hacer día a día. Seleccionar contenidos de interés y que aporten algo más entre la amalgama interminable de sobreinformación en internet es un trabajo que requiere tiempo y experiencia, para saber distinguir aquello que merece la pena de lo que no. La curación de contenidos es esencial para marcas y proyectos y ahora muchas empresas se están dando cuenta de que es un perfil obligado en su equipo, porque son los que aportan ese valor añadido a lo que ya hacen, con un sentido. Además, es una estrategia rápida y efectiva en estos tiempos de hipervelocidad, aportando calidad y sentido a lo que se hace.
¿Qué es para ti una marca valiosa y qué cualidades debe tener?
Las marcas siempre deben cuidar a las personas, a su comunidad. Eso es muy importante. Si no tienen un interés con el que sentirte identificado, enseguida pasas a otra cosa. Hoy hay muchas marcas que se parecen entre ellas, y cada vez es más complicado sobresalir. Cuidar lo que haces, cómo lo haces, dentro del preciosismo que puede tener un branding, una dirección de arte y fotografía, y, por supuesto, ese plus que te diferencie de la competencia continua. Es lo más complicado en la era del algoritmo, pero es posible.
